· ASHLEY FIOLEK ·
Un día, una pequeña llamada Ashley estaba jugando en la cocina cuando una enorme pila de sartenes cayó al suelo con un fuerte estruendo. Ashley ni siquiera se volvió a ver qué pasaba. Sus padres decidieron llevarla a que le hicieran exámenes de audición y, al ver los resultados, supieron que su hija era sorda. Aprendieron el lenguaje de señas y enviaron a Ashley a campamentos con otros niños sordos para que aprendiera de ellos y aumentara su confianza en sí misma.
Al padre y al abuelo de Ashley les fascinaban las motocicletas, así que cuando la pequeña cumplió tres años le regalaron una de tamaño infantil. Los tres salían de paseo por el bosque, cada uno con su propia moto. A Ashley de encantaban esos paseos, así que empezó a soñar con practicar motocross. Pero mucha gente le dijo que sería imposible.
"Oír es esencial para el motocross" -argumentaban-. El sonido del motor te dice cuándo cambiar la velocidad. Además, necesitas oír para saber dónde están los otros motociclistas."
Sin embargo, Ashley había aprendido a sentir las vibraciones del motor para saber cuándo cambiar de velocidad. Asimismo, de reojo se fijaba en las sombras para saber si alguien se le estaba acercando.
En cinco años, Ashley ganó cuatro títulos nacionales. Y por supuesto que también se cayó de la moto, ¡muchas veces! Se rompió el brazo derecho, la muñeca derecha, el tobillo derecho, la clavícula (tres veces) y los dos dientes frontales, pero siempre se recuperaba y volvía a subirse a la motocicleta.
Fuera de su casa hay una furgoneta aparcada. En la parte trasera, tiene pegado un adhesivo que dice: "Toca el claxon cuantas veces quieras, Soy sorda".